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Sanjuana Martínez

25/06/2012 - 12:02 am

Los osos de la Marina

Las sucias técnicas utilizada por la Secretaría de la Marina Armada de México (Semar) para investigar y detener personas, muchas veces sin orden de cateo ni orden de detención, han quedado al descubierto. La pifia de anunciar la detención del “hijo del Chapo” ha dado la vuelta al mundo. El mando superior de las autoridades […]

Las sucias técnicas utilizada por la Secretaría de la Marina Armada de México (Semar) para investigar y detener personas, muchas veces sin orden de cateo ni orden de detención, han quedado al descubierto.

La pifia de anunciar la detención del “hijo del Chapo” ha dado la vuelta al mundo. El mando superior de las autoridades de seguridad en México es la DEA, y anunció que el detenido no era Jesús Alfredo Guzmán Salazar. La PGR tuvo que rectificar para no hacer más el ridículo internacional. Así sucede cuando el gobierno subordina su soberanía.

Este fiasco nos sirve para hacer una revisión de la institución supuestamente más valorada por los ciudadanos. ¿Cree usted que los Marinos son los héroes de México? Hagamos un recuento de sus fechorías y crímenes de Estado para ver si sigue pensando lo mismo.

Técnicas de detención: la Semar utiliza como método de detención ilegal el cateo de casas a altas horas de la madrugada sin documento alguno. Llega a las colonias, generalmente pobres o de clase media, “peina” la zona casa por casa y se lleva a los hombres sin orden de detención.

Ejemplo: este tipo de “hazaña heróica” de la Marina ocurrió en los primeros días de junio. Más de 15 personas desaparecieron a manos de los Marinos en Nuevo Laredo, Tamaulipas. La historia fue contada por los familiares de las víctimas. Hubo testimonios, fotos, videos que demostraron la participación de la Marina en estos delitos de desaparición forzada, pero para el duopolio televisivo: TV Azteca y Televisa nunca fue noticia, ni para los periódicos firmantes del pacto de censura de Iniciativa México.

Sin embargo, los hechos son los hechos: José Fortino Martínez Martínez, José Cruz Díaz Camarillo, Martín Rico García, Héctor Alejandro Rodríguez Vázquez, Uziel Gómez Rivera, Diego Omar Guillén Martínez, Joel Díaz Espinoza, Arturo Guevara Arenas y otras 8 personas más. Todos los casos han sido documentados valientemente por Raymundo Ramos Vázquez, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo.

Como este caso paradigmático de detención ilegal, privación de la libertad y desaparición forzada cometidos por la Marina hay cientos. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha documentado más de 2 mil 200 quejas contra Ejército y Marina durante el año pasado. De hecho, durante los primeros cuatro meses del 2012 fue la Marina la que encabezó el número de quejas por violaciones de derechos humanos con más de 13.

Tortura: los métodos ilegales de la Marina en la narcoguerra incluyen la tortura. Hay decenas de quejas en su contra. Casos comprobados, debidamente documentados y presentados ante las instituciones correspondientes.

Sin embargo, la institución dirigida por el almirante Francisco Mariano Saynez Mendoza no atiende las recomendaciones de la CNDH y prefiere seguir perpetuando la impunidad. De manera vergonzosa el almirante  Saynez –comparado ya con el célebre almirante Emilio Eduardo Massera, dictador de Argentina acusado de crímenes de lesa humanidad– prefiere proteger a su tropa con una patente de corso llamada: fuero militar, o lo que es lo mismo, licencia para matar, torturar, desaparecer…

En este apartado de “hazañas heróicas” de tortura incluyo el caso también paradigmático del joven Daniel Rodríguez Morales, secuestrado y torturado por marinos el 15 de octubre de 2010.  Una veintena de elementos de la Marina Armada de México llegaron a la calle Uranio en la colonia San Pedro 400 de Nuevo León. Sin orden de cateo, entraron a la casa destruyendo la puerta y sacaron a los hombres de la familia y se los llevaron. Los marinos mantuvieron durante cuatro días a Daniel en una especie de gimnasio donde lo torturaron día y noche. Los desnudaron, luego lo colgaron de las manos, le vendaron los ojos, posteriormente lo “tablearon” en las nalgas y después lo quemaron en todo el cuerpo. Recibió patadas en la columna vertebral, puñetazos en las costillas, le sembraron un arma y droga y le obligaron a decir que era Zeta.

A los pocos días, la Marina difundió un comunicado donde aseguraba que había detenido a 10 integrantes de Los Zetas con el hallazgo de dos AK47 (cuerno de chivo), un fusil ametralladora M-1 calibre 30, dos armas cortas, 111 cartuchos de diversos calibres, 220 dosis de cocaína, 440 dosis más de crack, 80 gramos de mariguana, un vehículo y equipo de comunicación. Luego presento a los 10 supuestos criminales donde estaba Daniel: “Un ministerio público se quedó asustado al ver lo golpeado que estábamos. Nos dijo: ‘Cómo los han dejado’. Pero nadie intercedió por nosotros. Yo traía el ojo derecho cerrado por los golpes. En las heridas de las muñecas traía pus. No podía caminar. Estaba muy adolorido y con daños en la columna. En ese momento conocí a los que supuestamente eran mis cómplices”. Daniel está recluido en el penal de Apodaca y es uno más, de los cientos de inocentes que pueblan las cárceles de México acusados falsamente por la Marina, el Ejército o la Policía Federal, instituciones que siguen utilizando la tortura como método de interrogatorio para obtener confesiones ilegales.

Ejecuciones extrajudiciales: en este apartado de crímenes de la Marina las “hazañas heróicas” del grupo comandado por el almirante Saynez son numerosas, pero me centraré igualmente en un hecho paradigmático que sigue en la impunidad como casi todos los crímenes de la Marina.

Se trata del caso de Gustavo Acosta Luján ejecutado extrajudicialmente por marinos frente a su padre Gustavo Acosta Reyes en su propia casa. Fue hace diez meses y la familia acaba de recibir una carta de la PGR donde les informan que no hay “acción penal” que perseguir.

Los marinos ingresaron ilegalmente a su casa de Apodaca, Nuevo León y a bocajarro dispararon en la frente a Gustavo quien mantenía sus manos arriba en señal de rendición, luego de abrir la puerta. Murió instantáneamente. Los marinos catearon la casa sin una orden, secuestraron a la familia sin ningún documento, le sembraron armas y drogas al cadáver del joven y posteriormente emitieron un comunicado señalando que se trataba de un delincuente.

Con este pequeño recuento, la conclusión es que cerrar los ojos ante las delitos de las Fuerzas Armadas de México es un grave error porque la impunidad está invitando a la repetición del delito. Vamos a tardar varias décadas para saber dónde están nuestros 40 mil desaparecidos. Vamos a necesitar varias décadas para investigar que sucedió con nuestros 60 mil muertos. Por tanto, de manera urgente, será necesario crear una Comisión de la Verdad como sucedió en Chile o Argentina.

El fiasco de la detención del supuesto “hijo del Chapo” ha dejado al descubierto las sucias maniobras de la Marina para realizar su trabajo. Es un hecho muy grave que no debe quedar nuevamente en la impunidad. Según Juan Heriberto Rangel Méndez, abogado de los hermanos Félix y Kevin Beltrán, la DEA ofreció dentro de las oficinas de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) que aceptaran ser familiares de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, líder del cártel de Sinaloa, y que los dejarían libres después de las elecciones del 1 de julio.

Ante estos hechos, es verdaderamente inverosímil que el 80 por ciento apoye a las fuerzas armadas como dijo recientemente una encuesta del Centro Pew de Estados Unidos, publicada “oportunamente” en tiempo de elecciones para apoyar al partido en el poder. Lamentablemente la credibilidad de las encuestas electorales, como de está en particular, ha quedado por los suelos y se han constituido en instrumentos vergonzosos de propaganda.

¿Cuántas personas aprueban el uso de métodos ilegales de la Marina? Si efectivamente son miles los mexicanos que apoyan los crímenes de los marinos, como dicen algunas encuestas, entonces sería conveniente remitirnos a la historia del apoyo de los alemanes a Hitler o bien de una parte de los chilenos a Pinochet. Eso nos convertiría igualmente en un pueblo primitivo y fascista.

El almirante Saynez nos debe una explicación. Lamentablemente no existe una institución valerosa que lo llame a cuentas y por eso permanece en silencio. Ojalá que seamos los mexicanos los que le empecemos a exigir un basta contundente a la impunidad de la Marina.

Sanjuana Martínez
Es periodista especializada en cobertura de crimen organizado.

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